jueves, 29 de noviembre de 2007

PRESENTACIÓN DEL CONCIERTO SANTA CECILIA


PRESENTACIÓN DEL CONCIERTO EN HONOR A SANTA CECILIA.
Guadalcanal, 24 de noviembre de 2007.

Muy buenas noches a todos. Bienvenidos al concierto que, en honor a Santa Cecilia, organiza la Asociación Musical “Nuestra Señora de Guaditoca” de Guadalcanal.
Para comenzar, queremos dar las gracias al Excmo. Ayuntamiento por su colaboración, así como al Párroco de Santa María de la Asunción, D. Gabriel Sánchez, por las facilidades concedidas para celebrar el concierto en la iglesia.
Un encarecido ruego: por favor, apaguen los teléfonos móviles. Que las únicas melodías que suenen esta noche sean las que figuran en el programa. La música que ha elegido la asociación para este año es la zarzuela, un género lírico-dramático español en el que –como saben-- se alternan escenas habladas con otras cantadas y bailes incorporados. Tiene su origen en Lope de Vega y Calderón de la Barca, quien adoptó el término de “zarzuela” para una obra suya, “El golfo de las sirenas”, en 1657.
Su auge llegó en el siglo XIX con los músicos Barbieri y Arrieta. Sin embargo, es en los primeros años del siglo XX cuando se componen las de mayor calidad musical, con autores de la talla de Vives, Solozábal, Moreno Torroba y Guerrero.
Esta noche, la Banda de Música “Nuestra Señora de Guaditoca” nos va a ofrecer su versión de fragmentos de varias de ellas.
En esta primera parte del concierto escucharemos una selección de “Agua, azucarillos y aguardiente” y de “La rosa del azafrán”, así como el preludio de “La revoltosa”. El libreto de “Agua, azucarillos y aguardiente” es de Miguel Ramos Carrión y la música de Federico Chueca; se estrenó en el Teatro Apolo de Madrid el 23 de junio de 1897.
La obra transcurre en el Madrid de finales del siglo XIX y refleja a la clase media empobrecida en contacto con las clases popular. A lo largo de ella desfilan multitud de personajes y situaciones: músicos ambulantes, castañeras, aguadores, cigarreras, verbenas, olor a churros calientes y a limonada, barquilleros, niñas jugando al corro mientras sus niñeras coquetean con los soldados, chulapos y chulapas, y un largo etc.
“La rosa del azafrán” es una zarzuela con música del maestro Jacinto Guerrero y libreto de Federico Moreno Torroba y Guillermo Fernández Shaw. Se estrenó el 14 de marzo de 1930. El argumento, un clásico: el amor entre dos personas de diferentes clases sociales en tierras manchegas. Lo del “azafrán” del título es porque se hace referencia a que el amor es tan frágil como esta flor otoñal que brota al salir el sol y muere al caer la tarde.
Quizás “La revoltosa” sea una de las zarzuelas más conocidas por todos. Se estrenó el 25 de noviembre de 1897 en el famoso teatro Apolo de Madrid. Se trata de un sainete lírico con libreto de José López Silva y Fernández Shaw y música de Ruperto Chapí. Trata de la historia de Mari Pepa, una chulapona que tiene revueltos a todos los vecinos –con el consiguiente enfado de sus esposas. Ama a Felipe, y Felipe a ella, aunque los dos prefieren simular un desprecio que no sienten. El final es feliz, naturalmente.

Se cuenta que la noche del estreno asistió al mismo el compositor Camille Saints-Saëns quien, tras oír el famoso dúo de Felipe y Mari Pepa (“Ay, Felipe de mi vida...”) comentó: ¿Cómo es posible que en España llamen a esto género chico?.
Escuchamos por tanto, en esta primera parte del concierto, a la banda de música “Nuestra Señora de Guaditoca” –dirigida por Francisco Javier Carrasco-- interpretando sendas selecciones de “Agua, azucarillos y aguardiente” y de “La rosa del azafrán”, así como el preludio de “La revoltosa”. Seguro que les suenan.
Hemos escuchado fragmentos de “Agua, azucarillos y aguardiente”, “La rosa del azafrán” y

“La revoltosa”.
Hacemos una pausa en la música instrumental y damos paso seguidamente a la segunda parte del concierto, a cargo del Coro Sacramental “Cristo de las Aguas” que, perteneciente a la Hermandad de LAS TRES HORAS, fue creado con la finalidad de acompañar los cultos internos de esta Cofradía del Sábado Santo de Guadalcanal. Debutaron el 18 de marzo de 2006 bajo la dirección de Francisco Javier Carrasco, quien sigue instruyendo a este grupo de cofrades a los que une su profundo afán por la música.
El Coro Sacramental interpretará cinco canciones populares españolas: “La tarara”, “A la nanita”, “Tres hojitas, madre”, “Zorongo” y “Con el vito”, todas ellas recogidas y armonizadas por Federico García Lorca en sus “Canciones populares de España”.
“La tarara” es una composición que proviene de tierras sorianas, y esta noche la imaginaremos con un vestido verde lleno de volantes y de cascabeles, luciendo su color de seda sobre las retamas y la hierbabuena.
“A la nanita” es una nana popular de Málaga; aquí podemos repetir estas palabras de Lorca: quise saber de qué modo dormían a sus hijos las mujeres de mi país, y al cabo de un tiempo recibí la impresión de que España usa sus melodías para teñir el primer sueño de sus niños.
“Tres hojitas, madre” es una canción tradicional asturiana: “Tres hojitas, madre, tiene el arbolé / la una en la rama, las dos en el pie”.
En el “Zorongo” encontramos todos los elementos de la poesía de Lorca: agua, caballo, luna, noche... “Zorongo” es también el nombre de un baile popular andaluz y de su música..
“Con el vito” es una estampa andaluza. Sus estrofas ya se cantaban en el siglo XVI. El estilo de esta pieza es eminentemente flamenco, de carácter recio y alegre donde se expone en repetidas ocasiones la famosa y muy típica “cadencia andaluza”, consistente en un movimiento de las voces en forma descendente.
Escuchamos seguidamente al Coro Sacramental “Cristo de las Aguas” interpretando “La tarara”, “A la nanita”, “Tres hojitas, madre”, “Zorongo” y “Con el vito”. Adelante.
El Coro Sacramental “Cristo de las Aguas” nos ha ofrecido “La tarara”, “A la nanita”, “Tres hojitas, madre”, “Zorongo” y “Con el vito”.

Vuelven a su puesto los componentes de la banda de música para acometer la tercera parte del concierto de esta noche en honor a Santa Cecilia.
Interpretarán una selección musical de “La leyenda del beso”, “El tambor de granaderos” y “Una noche en Granada”.
“La leyenda del beso” es una zarzuela con música de Reveriano Soutullo y Juan Vert, según un libreto de Enrique Royo, Antonio Paso (hijo) y Silva Aramburu. Refleja el conflicto de dos mundos: el de los gitanos (representado por Iván y Amapola) y el de la aristocracia (representado por Mario y Gorón). En la obra, una vieja nos da la pista sobre el título contando al protagonista la leyenda del beso: quien bese a Amapola morirá, por haberlo conjurado la madre de la muchacha. La parte más conocida de esta zarzuela es su intermedio. El estreno tuvo lugar en el ya conocido teatro Apolo de Madrid el 18 de enero de 1924.
“El tambor de granaderos” fue estrenada por el maestro Ruperto Chapí el 16 de junio de 1894, con letra de Emilio Sánchez Pastor. La obra cuenta con un preludio que se hizo célebre. La acción se sitúa en 1808 cuando, tras la invasión francesa, Napoleón impuso como rey de España a José Bonaparte. Durante toda la partitura se aprecia el ambiente militar que impregna esta composición.
Por último, “Una noche en Granada” es un poema lírico original de Emilio Cebrián Ruiz que nos traslada con sus notas al entorno maravilloso de la capital de la Alhambra.
Escucharemos seguidamente a la banda de música “Nuestra Señora de Guaditoca” interpretando fragmentos de “La leyenda del beso” y “El tambor de granaderos”, así como el poema lírico “Una noche en Granada” con sus movimientos “Meditación en la Alhambra”, “Mujer granaína” y “Fiesta gitana en el Sacromonte”.
La banda de música “Nuestra Señora de Guaditoca”, dirigida por Francisco Javier Carrasco, ha interpretado fragmentos de “La leyenda del beso”, “El tambor de granaderos” y “Una noche en Granada”.

En teoría, aquí debería finalizar este concierto en honor a Santa Cecilia que hemos tenido el placer de compartir con todos ustedes. Pero hemos reservado para el final una pequeña –o gran— sorpresa. Una sorpresa en forma de homenaje que queremos rendir a una persona aquí presente y que merece nuestra atención.Nació en la calle San Sebastián, el 24 de agosto del caluroso verano de 1928, en el seno de una familia de hosteleros, pues, al igual que su bisabuela Misericordia como fundadora, tanto sus padres como sucesores en el negocio regentaron una fonda en dicha calle.
A los dos años, tras quedar huérfano de madre, pasa la mayor parte del día en casa de sus abuelos paternos, en la calle Concepción, donde empezaría a vivir el ambiente musical que lo acompañaría hasta nuestros días, ya que su abuelo –don Manuel Escote Sánchez—era el director de la banda municipal de música, una banda que se fundó en 1916 y que debutó a principios de 1917.
La persona a la que nos referimos empezó a vibrar con la música desde muy temprana edad, ya que acompañaba a su abuelo a casi todos los ensayos así como a muchas de sus actuaciones.
De la mano de su abuelo empezó a aprender el lenguaje musical, para más tarde, a los seis años, debutar como platillero segundo de la banda, en la cual –cuentan las crónicas— sobresalía por su astucia dominando los platillos a tan corta edad.
En 1936, a consecuencia de la guerra civil española, se paraliza toda la actividad en la banda de música, teniendo la persona a la que nos referimos que abandonar su pueblo y marcharse a Miguelturra (Ciudad Real) con sus tíos paternos. En esta villa manchega permaneció hasta el final de la guerra en 1939.
A partir de esa fecha vuelve a organizarse la banda de música y, tras unos meses de duros ensayos, deleita otra vez con sus sones a todos los vecinos, así como a los habitantes de pueblos limítrofes.
Nuestro protagonista cuenta ya con once años y le plantea a su abuelo y director de la banda que su deseo sería aprender a tocar el clarinete; y dicho y hecho: en pocos meses, aprovechándose de su talento y las enseñanzas de su abuelo, debutó como clarinetista en la banda de música, con un instrumento que posteriormente dominaría casi magistralmente.
La banda del maestro don Manuel Escote Sánchez vivió unos años de gran esplendor, llegando a quedar finalista en uno de los certámenes para bandas de música más importantes de los que se celebraban en la zona: el de Alanís con motivo de la festividad de las cruces de mayo. En este concurso actuaron bandas de la categoría de la de Tejera, Municipal de Sevilla, Regimiento Soria y Maestro Cebrián, entre otras.
Del mismo modo tocaron en casi todos los pueblos de la campiña sur de Extremadura, teniendo que hacer estos desplazamientos en bestias y, a veces, incluso andando, pues no había ningún otro medio de locomoción a su alcance. Sería a mediados de los años cuarenta cuando pudieron conseguir un carro tirado por mulas para poder trasladar los instrumentos.
De sus actuaciones por tierras extremeñas eran famosas las de san Antonio en Trasierra, las de san Isidro en Llerena, Reina y Maguilla, y un largo etcétera.
Especial mención merecen los conciertos que esta banda de música daba en el paseo de El Palacio en los meses de verano, que culminaban con los que hacían en El Coso en las fiestas patronales en honor a la Santísima Virgen de Guaditoca en los primeros días de septiembre.
La banda de música de don Manuel Escote Sánchez estuvo en activo hasta la muerte de éste, en 1949.
Un año después se reorganiza, siendo dirigida en esta ocasión por su hijo y músico don Antonio Escote Romero, padre de nuestro personaje. En esta andadura, y a pesar de las dificultades propias de una dura posguerra, la banda fue renovándose con la adquisición de nuevos y mejores instrumentos que supusieron un incremento en la calidad musical. Además, ya contaban con vehículos a motor para trasladar tanto los instrumentos como a los integrantes de la banda.
Esta etapa finaliza en la última mitad de los años cincuenta, por la enfermedad de don Antonio Escote Romero, director a la sazón, quien fallecería en 1963.
El protagonista de nuestra historia deja de tocar como músico en activo en 1956, a raíz de los problemas de salud de su padre. De todos modos, la afición continuaría intacta en él hasta el día de hoy.
Añorando los buenos momentos vividos en la banda, nuestro amigo contrae matrimonio en 1957 con su novia, doña Encarnación Omenac Blanco, de cuya unión nacerían sus siete hijos.
Esta gran labor llevada a cabo a lo largo de los años por la familia Escote se vio recompensada tres décadas después, en 1981, cuando don Rafael Escote Omenac –uno de sus hijos— debuta el día del Corpus tocando el bombardino en la recién creada Banda de Música “Nuestra Señora de Guaditoca”.
Hoy, desde los balcones celestiales, seguro que Rafael estará orgulloso del justo reconocimiento que nuestra querida Banda de Música –su banda— hace a la familia y en especial a su querido padre. Vaya desde aquí nuestro recuerdo a don Rafael Escote Omenac.
Nos van a permitir que desde este atril hagamos llegar al director y alma mater de la citada banda y, por entonces cura párroco de Guadalcanal, don Antonio Martín Méndez, el agradecimiento perpetuo de esta villa hacia su persona, por la loable labor desempeñada en pro de la cultura musical de nuestro pueblo.
Tras la muerte de Rafael y, más tarde, la de su esposa en enero de 2000, nuestro homenajeado se refugia en sus hijos y nietos, teniendo como aliciente el seguir los pasos de la actual banda de música, ya que vive muy cerca cualquier acontecimiento que en ella sucede, y estando también muy atento al aprendizaje musical que lleva a cabo su nieto Juan Antonio Escote Ortega quien, con ocho años, parece serio candidato a continuar la saga.
Por lo dicho anteriormente, por ser una leyenda viva de la tradición musical de nuestro pueblo, la Banda de Música “Nuestra Señora de Guaditoca” y, en su nombre, Francisco Javier Carrasco, tiene el honor de entregarle un obsequio, junto con el cariño y la más sincera gratitud a Don Jesús Escote Vázquez.
En realidad, el concierto de esta noche ha sido, todo él, un homenaje a Jesús, ejemplo de esa buena persona que todos deberíamos ser. La banda de música “Nuestra Señora de Guaditoca” quiere colocar su particular guinda a este pastel musical con la interpretación de “El sitio de Zaragoza”, de Cristóbal Ourid. Va por ti, Jesús.
Y, ya para finalizar, invitamos a D. Francisco Javier Carrasco Jiménez a que se acerque para despedir esta velada que confiamos en que haya sido de su agrado. Buenas noches y muchas gracias.


POR MANOLO RINCÓN.


Desde este sitio web de nuestra Banda agradecimientos a Manolo Rincón por su gran presentación del concierto, al Ayuntamiento de Guadalcanal y al Cura Parroco Don Gabrien Sanchez por su colaboracion prestada. Y al publico asistente en general al concierto por su gran acogida.